Pieles sensibles, qué son y como cuidarlas
Mayor número de agentes externos: En las zonas rurales los índices de personas con piel sensible son bajos, así que la mayoría se concentran en los espacios urbanos. La contaminación, el tabaco, el exceso de calefacción y aires acondicionados, el uso de tejidos sintéticos… Enfrentarse a un mayor número de agresiones puede provocar que la piel se vuelva reactiva.
Exceso de químicos: El uso de jabones en nuestra higiene diaria agravan la situación, ya que disminuyen la capa de grasa que tenemos como protección natural de la piel.
Factores genéticos: No hay que olvidar que existen factores genéticos que aumentan la predisposición de una persona a desarrollar afecciones de la piel. Muchos de los niños que padecen estos problemas les desaparecen durante los cambios hormonales de la pubertad.
¿Cómo cuidar una piel sensible?
Utilizar cosméticos respetuosos con la piel: Deben evitarse todos los cosméticos que alteren el equilibrio y la barrera protectora de la piel. Es mejor evitar las duchas largas, enjabonarse con la mano, para evitar la irritación de la esponja (siempre con jabones suaves sin sulfatos) y, finalmente, secarse cuidadosamente sin frotar. No se debe exceder el uso de productos que irriten, como los exfoliantes, los perfumes con alcohol o los limpiadores con pH agresivo.
Hidratación siempre: Es muy importante que la piel mantenga la máxima hidratación en todo momento para prevenir brotes y paliar los síntomas de las pieles sensibles. Aplicar de forma regular pomadas que alivien, nutran en profundidad y refuercen la protección externa de la piel con ingredientes calmantes y suavizantes como la lanolina. Halibut Pomada Regeneradora redistribuye la humedad, normaliza la barrera protectora y estimula la regeneración de la piel.
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